En los últimos posts hemos empezado a ver algunos de los documentos del llamado "cofre de la sabiduría", un compendio de manuales y procedimientos internos que se le proporciona a todo promulgador desde 2007.
Entre los temas post-promesa (aquellos temas que se dan una vez que el adepto ha hecho su promesa y que no se mencionan en la formación previa) se encuentra el tema de "El Yo". Analicemos el documento:
Se inicia con un beeper de JAC del 5 de Enero de 1995:
"El nombre del opositor es ¡¡¡yo!!! Ese yo que da muerte... Ese yo que es la enfermedad de la vida... Es el yo el que causa la "corrupción del cuerpo," del alma y del discernimiento... Por ende hace que el ser sea corrupto en su totalidad... Es un "virus" que mata para siempre... Es por eso que el plan de María Santísima... es perfecto... pues viene de Cristo... Por eso sometemos al yo a la medicina del sacrificio y la oración... Entonces "empieza a huir desesperado..." y con él todos los demonios que lo rodean...
Ya habíamos mencionado la connotación negativa que se hace del término "Yo" en la doctrina del grupo anteriormente en el tema de la cultura de la Misión, pero aqui se confirma lo que sostenía en otros artículos. Para el grupo tener "yo" es el principal obstáculo y un problema serio para ellos. Lo califican de "virus", del causante de la "corrupción del cuerpo" y en general el culpable de los males de todo ser. Y la "medicina" para el "yo" es el sacrificio y la oración, que supuestamente hace que el yo "huya desesperado".
Es por eso que el plan de María Santísima de Restitución se centra en la "eliminación" del ego o yo centrado... (No confundamos el ser y su personalidad). El proceso de aplastar al opositor "yo" se llama crecimiento espiritual... Las medicinas son el sacrificio y la oración... Los indicadores visibles que miden la medida en que tu "yo" está siendo vencido se llaman "virtudes"... Son los signos visibles de tu crecimiento... Son los que indican el nivel de desprendimiento del yo... y son las que indican el proceso o efectividad del proceso de crecimiento... Es por eso que Cristo es el único Salvador... Pues por El viene el desgarre del yo y por ende la Resurrección... Así entonces los Sacramentos que son signos vitales y marcas de arranque o estancias de paz en el proceso del destierro del opositor son necesarios pues tienen una función realizadora y reconstructora (restituidora) de lo corrupto... Son entonces los Sacramentos como el ungüento que alivia el "golpe", el "moretón" dejado por el azote del yo... Así que es casi imposible desterrar al opositor sin el "ungüento," sin los Sacramentos..."
Desde el principio se da una argumentación errónea. Primero dice "Es por eso que el plan de María Santísima de Restitución se centra en la "eliminación" del ego o yo centrado... (No confundamos el ser y su personalidad)". Dicen que no se deben confundir el "ser y la personalidad" con el ego, y JAC agrega deliberadamente una bomba semántica llamada "yo centrado", que si lo interpretamos literalmente pareciera que tener un "yo centrado", un "yo" sano, por decirlo así, es malo. Es decir, se inventan un término para homologar el ego que significa en lenguaje coloquial "exceso de autoestima" con el "yo", y confunden con eso de "yo centrado". ¿Por qué insistir en utilizar el término "yo" y agregarle todo tipo de acepciones negativas cuando esto se puede explicar normalmente con el término ego o "soberbia"? Y más importante... ¿Por qué la Virgen (recordemos que supuestamente todo esto es formación de Ella, no de cualquier hijo de vecino) necesita modificar el lenguaje para hacerlo significar otra cosa si sabemos que cada palabra que Ella dice es perfecta? ¿No pudo utilizar los términos correctos, o estamos ante las limitaciones humanas de un jibarito del campo?
La razón de esta insistencia a redefinir conceptos es lo que en el control mental se le llama "carga del lenguaje". Aunque nos dicen que no se debe "confundir" el término con su definición real, en realidad es lo que buscan, ya que lo que realmente les estorba es el verdadero significado del yo, que la RAE define como:
"1. m. Psicol. En el psicoanálisis de Freud, instancia psíquica que se reconoce como yo, parcialmente consciente, que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superego y la realidad del mundo exterior."
Si alguna vez alguien leyó la novela 1984 de George Orwell, en ella se menciona que el partido utilizaba un lenguaje llamado "neolengua" que básicamente redefinia el idioma de manera que las personas no pudieran expresar sus inconformidades con el régimen. Así, si alguien pensaba que algo era malo, debía decir que eso era "nobueno". Semánticamente decir "no bueno" tiene menos carga emocional que "malo", por tanto se ocultaba en un lenguaje cargado el resentimiento y el dolor de la gente al dejarlas sin palabras con qué expresarlas. Algo similar sucede en este caso. Quitarle el significado a una palabra como "yo" tiene un efecto ventajoso para la misión, porque por un lado descalifica la psicología que descubre sus tácticas, por otro lado, oculta al adepto la real razón de adoptar un término como "yo" en lugar de la acepción correcta "soberbia", "egocentrismo", "egoismo". Significa una simplificación del lenguaje que trabaja a dos vías: engloba todo lo malo en un término (yo) para manejar una forma maniqueísta (yo=malo, mision=bueno) y de paso reduce la capacidad crítica del adepto ya que asocia indebidamente "por rebote" el término "yo" con cosas malas y por tanto, la persona asocia que todo su pensar y actuar individual es malo y debe "eliminarse".
Si aceptamos el error de la primera frase, el resto del párrafo cae en efecto dominó. Como el enemigo es el "yo", entonces mientras menos yo tengamos (es decir, entre menos decisiones conscientes tomo) más "crecido espiritualmente" estoy. Si dijéramos, "debo eliminar mi soberbia, mi egoismo" para crecer espiritualmente estaría totalmente de acuerdo con esta afirmación, pero recordemos que el término es el "yo". Entonces, el "yo" malo que tengo hay que destruirlo, pero hay un problema... si destruyo mi yo, mi balance psiquico se va al caño, porque Freud nos dice que el yo sirve de intérprete entre nuestreas pasiones y nuestra moral. Este intérprete se va "armando" con nuestras experiencias pasadas y nuestra personalidad. Entonces... ¿quién debe sustituir a ese "yo" malo que debo destruir?. En este párrafo no lo explica.
Luego nos dice que la oración y el sacrificio son medicinas (para aplastar el yo). Que los Sacramentos son indispensables también para "poner ungüento" a los "moretones" del "yo". Toda una analogía inconexa de elementos que supuestamente harán que nuestro "yo" quede como bicho aplastado en la calle. ¿Y luego? ¿Con qué se sustituye este "yo"? Porque no puedes existir sin un marco de referencia para interpretar la realidad.
Veamos lo que nos dice el documento después:
EL "YO" ES EL ENEMIGO NUMERO UNO DE LA MISION.
En el segundo, tercer y cuarto mensaje la Santísima Virgen nos advierte constantemente sobre la soberbia y el egoísmo. Estos pecados en el hombre retrasan su crecimiento espiritual y no le permiten reconocer la grandeza de Dios.
Según el diccionario, el egoísmo (ego-yo) se define como excesivo amor de sí mismo. Exaltación de su propia personalidad. Soberbia es la estimación excesiva de sí mismo con menosprecio de los demás.
San Pablo decía: "Lo que soy, lo soy por la gracia de Dios". Todo lo que somos y tenemos es por gracia de Dios. El soberbio y/o egoísta todo lo que es y tiene se lo atribuye a sí mismo.
En nuestra Misión, la eliminación del yo es fundamental porque queremos hacer siempre la voluntad de Cristo y María Santísima. Por eso es tan importante que comencemos inmediatamente a erradicar el "yo" de nuestras vidas.
Para complementar esta formación recomendamos leer el mensaje de "beeper" del 5 de enero de 1995 y hacer los dos ejercicios que explicaremos.
Ok, definen correctamente los términos ego, soberbia y egoismo, pero volvemos a la carga con el "yo". Pero ahora añaden "la eliminación del yo es fundamental porque queremos hacer siempre la voluntad de Cristo y María Santísima". Es decir, supuestamente queremos eliminar el "yo" y sustituirlo con "la voluntad de Cristo y María Santísima". Suena lógico, pero... ¿cómo sé que lo que estoy sustituyendo a mi yo es realmente la voluntad de Cristo y María Santísima? Y más importante... ¿Acaso Cristo y Maria requieren doblegar nuestra voluntad para lograr sus fines (adoctrinamiento), o por el contrario pueden contar con nuestra voluntad (evangelización)?
[continuará]