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Autor Tema: El Yo  (Leído 3121 veces)
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caballeroblanco
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« en: 07 de Julio de 2016, 06:36:55 am »

En los últimos posts hemos empezado a ver algunos de los documentos del llamado "cofre de la sabiduría", un compendio de manuales y procedimientos internos que se le proporciona a todo promulgador desde 2007.

Entre los temas post-promesa (aquellos temas que se dan una vez que el adepto ha hecho su promesa y que no se mencionan en la formación previa) se encuentra el tema de "El Yo". Analicemos el documento:

Se inicia con un beeper de JAC del 5 de Enero de 1995:

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"El nombre del opositor es ¡¡¡yo!!!  Ese yo que da muerte...  Ese yo que es la enfermedad de la vida...  Es el yo el que causa la "corrupción del cuerpo," del alma y del discernimiento...  Por ende hace que el ser sea corrupto en su totalidad...  Es un "virus" que mata para siempre...  Es por eso que el plan de María Santísima... es perfecto... pues viene de Cristo... Por eso sometemos al yo a la medicina del sacrificio y la oración... Entonces "empieza a huir desesperado..." y con él todos los demonios que lo rodean...

Ya habíamos mencionado la connotación negativa que se hace del término "Yo" en la doctrina del grupo anteriormente en el tema de la cultura de la Misión, pero aqui se confirma lo que sostenía en otros artículos. Para el grupo tener "yo" es el principal obstáculo y un problema serio para ellos. Lo califican de "virus", del causante de la "corrupción del cuerpo" y en general el culpable de los males de todo ser. Y la "medicina" para el "yo" es el sacrificio y la oración, que supuestamente hace que el yo "huya desesperado".

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Es por eso que el plan de María Santísima de Restitución se centra en la "eliminación" del ego o yo centrado... (No confundamos el ser y su personalidad).  El proceso de aplastar al opositor "yo" se llama crecimiento espiritual... Las medicinas son el sacrificio y la oración...  Los indicadores visibles que miden la medida en que tu "yo" está siendo vencido se llaman "virtudes"... Son los signos visibles de tu crecimiento... Son los que indican el nivel de desprendimiento del yo... y son las que indican el proceso o efectividad del proceso de crecimiento... Es por eso que Cristo es el único Salvador...  Pues por El viene el desgarre del yo y por ende la Resurrección...  Así entonces los Sacramentos que son signos vitales y marcas de arranque o estancias de paz en el proceso del destierro del opositor son necesarios pues tienen una función realizadora y reconstructora (restituidora) de lo corrupto... Son entonces los Sacramentos como el ungüento que alivia el "golpe", el "moretón" dejado por el azote del yo... Así que es casi imposible desterrar al opositor sin el "ungüento," sin los Sacramentos..."

Desde el principio se da una argumentación errónea. Primero dice "Es por eso que el plan de María Santísima de Restitución se centra en la "eliminación" del ego o yo centrado... (No confundamos el ser y su personalidad)". Dicen que no se deben confundir el "ser y la personalidad" con el ego, y JAC agrega deliberadamente una bomba semántica llamada "yo centrado", que si lo interpretamos literalmente pareciera que tener un "yo centrado", un "yo" sano, por decirlo así, es malo. Es decir, se inventan un término para homologar el ego que significa en lenguaje coloquial "exceso de autoestima" con el "yo", y confunden con eso de "yo centrado". ¿Por qué insistir en utilizar el término "yo" y agregarle todo tipo de acepciones negativas cuando esto se puede explicar normalmente con el término ego o "soberbia"? Y más importante... ¿Por qué la Virgen (recordemos que supuestamente todo esto es formación de Ella, no de cualquier hijo de vecino) necesita modificar el lenguaje para hacerlo significar otra cosa si sabemos que cada palabra que Ella dice es perfecta? ¿No pudo utilizar los términos correctos, o estamos ante las limitaciones humanas de un jibarito del campo?

La razón de esta insistencia a redefinir conceptos es lo que en el control mental se le llama "carga del lenguaje". Aunque nos dicen que no se debe "confundir" el término con su definición real, en realidad es lo que buscan, ya que lo que realmente les estorba es el verdadero significado del yo, que la RAE define como:

"1. m. Psicol. En el psicoanálisis de Freud, instancia psíquica que se reconoce como yo, parcialmente consciente, que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superego y la realidad del mundo exterior."

Si alguna vez alguien leyó la novela 1984 de George Orwell, en ella se menciona que el partido utilizaba un lenguaje llamado "neolengua" que básicamente redefinia el idioma de manera que las personas no pudieran expresar sus inconformidades con el régimen. Así, si alguien pensaba que algo era malo, debía decir que eso era "nobueno". Semánticamente decir "no bueno" tiene menos carga emocional que "malo", por tanto se ocultaba en un lenguaje cargado el resentimiento y el dolor de la gente al dejarlas sin palabras con qué expresarlas. Algo similar sucede en este caso. Quitarle el significado a una palabra como "yo" tiene un efecto ventajoso para la misión, porque por un lado descalifica la psicología que descubre sus tácticas, por otro lado, oculta al adepto la real razón de adoptar un término como "yo" en lugar de la acepción correcta "soberbia", "egocentrismo", "egoismo". Significa una simplificación del lenguaje que trabaja a dos vías: engloba todo lo malo en un término (yo) para manejar una forma maniqueísta (yo=malo, mision=bueno) y de paso reduce la capacidad crítica del adepto ya que asocia indebidamente "por rebote" el término "yo" con cosas malas y por tanto, la persona asocia que todo su pensar y actuar individual es malo y debe "eliminarse".

Si aceptamos el error de la primera frase, el resto del párrafo cae en efecto dominó. Como el enemigo es el "yo", entonces mientras menos yo tengamos (es decir, entre menos decisiones conscientes tomo) más "crecido espiritualmente" estoy. Si dijéramos, "debo eliminar mi soberbia, mi egoismo" para crecer espiritualmente estaría totalmente de acuerdo con esta afirmación, pero recordemos que el término es el "yo". Entonces, el "yo" malo que tengo hay que destruirlo, pero hay un problema... si destruyo mi yo, mi balance psiquico se va al caño, porque Freud nos dice que el yo sirve de intérprete entre nuestreas pasiones y nuestra moral. Este intérprete se va "armando" con nuestras experiencias pasadas y nuestra personalidad. Entonces... ¿quién debe sustituir a ese "yo" malo que debo destruir?. En este párrafo no lo explica.

Luego nos dice que la oración y el sacrificio son medicinas (para aplastar el yo). Que los Sacramentos son indispensables también para "poner ungüento" a los "moretones" del "yo". Toda una analogía inconexa de elementos que supuestamente harán que nuestro "yo" quede como bicho aplastado en la calle. ¿Y luego? ¿Con qué se sustituye este "yo"? Porque no puedes existir sin un marco de referencia para interpretar la realidad.

Veamos lo que nos dice el documento después:

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EL "YO" ES EL ENEMIGO NUMERO UNO DE LA MISION.


   En el segundo, tercer y cuarto mensaje la Santísima Virgen nos advierte constantemente sobre la soberbia y el egoísmo.  Estos pecados en el hombre retrasan su crecimiento espiritual y no le permiten reconocer la grandeza de Dios.

   Según el diccionario, el egoísmo (ego-yo) se define como excesivo amor de sí mismo.  Exaltación de su propia personalidad.  Soberbia es la estimación excesiva de sí mismo con menosprecio de los demás.

   San Pablo decía: "Lo que soy, lo soy por la gracia de Dios".  Todo lo que somos y tenemos es por gracia de Dios.  El soberbio y/o egoísta todo lo que es y tiene se lo atribuye a sí mismo.

   En nuestra Misión, la eliminación del yo es fundamental porque queremos hacer siempre la voluntad de Cristo y María Santísima.  Por eso es tan importante que comencemos inmediatamente a erradicar el "yo" de nuestras vidas.

   Para complementar esta formación recomendamos leer el mensaje de "beeper" del 5 de enero de 1995 y hacer los dos ejercicios que explicaremos.

Ok, definen correctamente los términos ego, soberbia y egoismo, pero volvemos a la carga con el "yo". Pero ahora añaden "la eliminación del yo es fundamental porque queremos hacer siempre la voluntad de Cristo y María Santísima". Es decir, supuestamente queremos eliminar el "yo" y sustituirlo con "la voluntad de Cristo y María Santísima". Suena lógico, pero... ¿cómo sé que lo que estoy sustituyendo a mi yo es realmente la voluntad de Cristo y María Santísima? Y más importante... ¿Acaso Cristo y Maria requieren doblegar nuestra voluntad para lograr sus fines (adoctrinamiento), o por el contrario pueden contar con nuestra voluntad (evangelización)?

[continuará]
« Última modificación: 07 de Julio de 2016, 06:46:02 am por caballeroblanco » En línea

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« Respuesta #1 en: 08 de Julio de 2016, 09:01:57 am »

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OBJETIVOS:

   Después de haber leído y meditado éste módulo podrá:

   a.   Definir las palabras soberbia y egoísmo (yo)

   b.   Conocer de dónde surgió el primer "yo" y cómo afecta nuestro crecimiento espiritual

   c.   Entender la importancia de la vivencia en las virtudes
      para nuestro crecimiento espiritual

   d.   Distinguir entre un acto de vivencia en las virtudes y un acto de una manifestación del yo.

En esta declaración de objetivos del documento, vemos la intención inequívoca de utilizar el "yo" como concepto en lugar de los términos antes referidos (soberbia, egoismo) como una sola cosa, confundiendo los términos y mezclándolos, cuando en realidad son dos pecados distintos (la soberbia implica vanagloria propia por los dones que Dios nos dio, y el egoismo implica negar los dones a los demás y pensar en uno mismo). Y de ahi se derivan varias falacias de este razonamiento erróneo:

1. En el punto b meten un razonamiento extraño: "de dónde surgió el primer 'yo'". Inventan un término y le dan una excusa en el tiempo para justificar una doctrina que no corresponde a la doctrina católica o al menos la tuerce deliberamente.

2. En el punto d notamos que buscan distinguir "un acto de vivencia en las virtudes" de un "acto de manifestación del yo", con lo cual equiparan los pecados o defectos individuales con el yo y lo comparan con las virtudes. No se puede comparar lo que no es equivalente. En este caso, lo correcto sería distinguir un acto de virtud contra un acto de DIADEMA o PECADO, al ser el pecado o diadema aquella cosa que se contrapone a la virtud. Esto en referencia a las 7 virtudes y sus contrapartes de pecado capital, que es uno de los fundamentos doctrinales de la misión tomados de la Iglesia.

Como vemos, el objetivo de este documento es INTRODUCIR una doctrina si no extraña, al menos DISTORSIONADA de lo que la doctrina católica especifica. Esto es importante para ellos porque de estos errores que parecen nimiedades se valen más adelante para justificar otras doctrinas mucho más perniciosas para los adeptos. Este tipo de engaños sutiles son mucho más peligrosos para las almas que cualquier doctrina descaradamente errónea, porque no se detectan a simple vista y confunden a las personas, inclusive las más formadas doctrinamente, causando grietas en la doctrina cristiana y esas grietas pueden terminar en cismas y divisiones internas en la propia Iglesia.

[continuara]
« Última modificación: 08 de Julio de 2016, 07:08:24 pm por caballeroblanco » En línea

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« Respuesta #2 en: 08 de Julio de 2016, 11:24:10 am »

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"EL YO"

   Al principio solo existía la suprema voluntad de Dios.  Todas las demás voluntades estaban adheridas y conformes a ella.  Por la rebelión de los ángeles dirigidos por Lucifer, el más bello y más poderoso de todos, surgió otra voluntad, ese yo, que se enfrentó a la voluntad suprema de Dios.  Luzbel al mirarse a sí mismo, quiso ser más bello y poderoso que Dios y dijo: "Yo no serviré".  Es el origen del primer enfrentamiento de otra voluntad contra la voluntad de Dios.  Es el surgimiento del primer yo.  Todos sabemos cuál fue el resultado de éste enfrentamiento pues nadie puede vencer a Dios.  Lucifer fue expulsado de la presencia de Dios a las tinieblas eternas.  Este será el destino de cualquier otra voluntad que se enfrenta a la voluntad suprema de Dios.

   El hombre, haciendo uso de su inteligencia y de su voluntad decide escuchar al demonio y no hacer la voluntad del Padre.  Cae, y en la caída pierde toda la felicidad y todos los privilegios que había recibido de Dios sin méritos de su parte.  Se enfrenta entonces al estado de muerte que le acarreó seguir la voluntad del demonio.  Desde entonces la historia se repite día a día.  En todo nuestro obrar, usamos nuestra libertad para escoger hacer la voluntad de Dios o enfrentarnos a ella y hacer nuestra voluntad o nuestro yo movido por la voluntad del demonio.

Aquí vemos otra vez el término aglutinador. El yo según estos párrafos significa:

- Soberbia
- Egoismo
- Rebeldía
- Voluntad

Son términos muy distintos y es muy poco saludable analizarlos de esta forma. Es como decir "tienes un tumor cerebral, cancer de pituitaria, epilepsia y carencia de hipocretina" y que te receten una pastilla para todos esos males tan diferentes porque "todos están en el cerebro". Igual y el medicamento ayuda con un mal pero el resto sigue intacto. El "yo" por tanto no puede equiparase para términos aunque conectados y provenientes de un mismo origen, distintos entre si.

Podríamos decir que todos estos términos tienen un origen común que sería el pensamiento y la libertad humana. Pero sus efectos y el tipo de pecado que producen cada uno son diferentes y no son equivalentes. Y esto es evidente porque existe un término para definir cada uno. Y por tanto, el tratamiento de cada uno es distinto y por tanto, el enfoque de tratarlos con una sola medicina es irreal.

Esta sobregeneralización y simplificación de conceptos no nos es útil si lo que realmente queremos es tratar una enfermedad "espiritual" por decirlo de alguna manera, porque al igual que la medicina tradicional, las causas y efectos son distintos en todos los casos, por tanto se requieren de sustancias distintas para tratar cada uno.

Y por tanto, la conclusión de que el "yo" es responsable de todos los males es irresponsable y peligrosa, porque lleva a conclusiones posteriores igual de ridículas y no menos inocuas.

Quote
Cristo nos indicó en el Evangelio una condición para seguirle: "El que quiera venir en pós de Mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga" (Mt. 16,24).  Como primera condición pone la negación de nosotros mismos; la negación de nuestro "yo".  Este es el primer obstáculo que tendremos para llevar a cabo la voluntad de Dios.  Ese "yo" que tuvo su origen en el mismo demonio, y que desde entonces trata de hacer su voluntad en vez de la de Dios.  Tenemos, pues, que estar alerta e identificar todas esas manifestaciones de nuestro yo en todo nuestro querer, pensar y obrar; que como hemos visto conlleva el uso de nuestra voluntad.  En otras palabras, estar alertas para que nuestro obrar este siempre conforme a la voluntad de Dios y no a la voluntad del "yo"

Aqui vemos la primer consecuencia de quedarnos con la interpretación anterior. Utilizan esta frase del evangelio (que no sé porqué a toda secta le encanta) y equiparan el "negarse a si mismo" (que la Iglesia interpreta como la negación del pecado) con la negación del "yo" (que, como vimos en las múltiples acepciones que le dan, incluyen tanto la negación de la voluntad, del pensamiento crítico y de otras cosas que no tienen que ver con el pecado en sí sino con la personalidad). Un despropósito.

Y suponiendo que aceptas finalmente este megaconcepto del "yo" que tantas veces te repiten (repetición siempre es clave para aceptar ideas) entonces, como ese "yo" ya le pegamos miles de etiquetas, ahora se hace muy difícil especificar qué cosas son "yo" y que cosas no. Por eso, te "venden" la solución. Hay que aprender a identificar las cosas que son "yo", y aqui te llegan a una conclusión: "que como hemos visto conlleva el uso de nuestra voluntad.  En otras palabras, estar alertas para que nuestro obrar este siempre conforme a la voluntad de Dios y no a la voluntad del yo".

Ajá!!! Ahi está el clavo. Resulta que todo lo que tú haces haciendo uso de TU LIBERTAD y TU VOLUNTAD está mal y es demoniaco. Por tanto, si usas tu voluntad (palabras de ellos, no mias) entonces eres el demonio mismo y usas una hermosa cola roja. Y si haces "la voluntad de Dios" entonces significa que no haces lo que piensas conscientemente, sino lo que te dice Dios... ¿y cómo sabemos qué es lo que quiere Dios y de dónde nos llegan las órdenes divinas? ¿Y por qué Dios nos dió voluntad en primer lugar? ¿Acaso la Iglesia en el catecismo no nos dice lo siguiente?:

1730 Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. “Quiso Dios “dejar al hombre en manos de su propia decisión” (Si 15,14.), de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección”(GS 17):

Es decir, nos dió la voluntad porque quiso Dios, porque así era el diseño. No es un error. ¿Por qué debe ser un problema algo que Dios te dió? Y de hecho, no lo es, porque Dios quiso que lo amáramos por nuestra voluntad, y convencidos (evangelizados) de que eso es lo mejor para nosotros. No ADOCTRINADOS en que es una "orden divina" incuestionable. Por tanto hacer la voluntad de Dios incluye nuestra voluntad, no cedida sino acompañada de. No es "quitate tú que voy yo". Es un "tú y Yo" que al final somos uno en Dios, como nos enseña la Iglesia.

Quote
El yo es el causante de la mayor parte de los males de nuestra sociedad; el materialismo, la soberbia, el egoísmo, la murmuración, en fin la falta de fe, de esperanza y sobre todo de caridad.

   Por el egoísmo, que se encuentra tan arraigado en el hombre de hoy es que este no puede encontrar a Dios.  Se ciega y lo busca a través de sus sentimientos y propia voluntad.  Quiere llegar a Dios a su manera y hacer camino a su medida y conveniencia.  Es por esto que surgen tantas sectas y religiones.  Cada cual prefiere inventarse un "Dios" a su modo, inventándose su propia fórmula de llegar a El.

Seguimos cargando connotaciones al yo, es malo, malote. El causante de todo. Nuestro pobre balance psiquico es más malo que Marylin Manson. No hablan de cada pecado por si mismo. Es el Yo, es tu libertad, es tu voluntad la que no sirve. Tienes que deshacerte de ellos cuanto antes. Todo lo que tu razones es invento y no te llevará a Dios, sólo lo que te decimos es lo que te lleva a Dios.

Por cierto, ¿no es acaso irónica la última frase? mira quién está tratando de hacerse de un "Dios a modo" de sus ideales sectarios... el cinismo no tiene límites.

[continuará]




« Última modificación: 14 de Julio de 2016, 04:28:35 am por caballeroblanco » En línea

caballeroblanco
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« Respuesta #3 en: 08 de Julio de 2016, 12:01:27 pm »

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Es por este egoísmo, que la Santísima Virgen nos invita a salir del yo, pues no podemos vivir el Evangelio de Cristo ni crecer espiritualmente mientras permanezcamos sumidos en el yo.

   ¿Cómo podemos identificar cuando es nuestro yo lo que impera y no la voluntad de Dios?  La voluntad de Dios nos lleva a la negación y al sacrificio y sus consecuencias son la gracia y la virtud.  La nuestra nos empuja a la satisfacción de la carne y sus consecuencias son desorden y pecado: en otras palabras, tendremos que escoger entre la satisfacción y el sacrificio.  La carne rechaza el sacrificio y busca el placer, el espíritu en cambio, busca la negación y abraza el sacrificio.  A Dios lo encontramos siempre en el sacrificio.  El mismo se hizo sacrificio perfecto al abrazar la muerte de cruz y ha querido permanecer entre nosotros en el sacramento del amor, la Eucaristía, sacrificio y sacramento a la vez.

Aqui este punto es bien delicado. Resulta que para la Misión, cualquier disfrute es pecado. Y lo vemos en sus conductas concretas: el promulgador no tiene vacaciones, ni permisos para ir a eventos donde se pueda relajar y divertir. El sentido del humor del promulgador es bastante inexistente. Para el promulgador, todo el tiempo es "tiempo de Dios" y se debe "quemar cual vela encendida" e inmolar hasta la última gota de sangre. Por eso lo intenso y contínuo de su plan de oración y sacrificio. Pero se les olvida que el ser humano requiere también esparcimiento y descanso, como lo dice el catecismo de la Iglesia (si, es un hecho que no lo leímos mucho dentro de la secta):

"2172 La acción de Dios es el modelo de la acción humana. Si Dios “tomó respiro” el día séptimo (Ex 31, 17), también el hombre debe “descansar” y hacer que los demás, sobre todo los pobres, “recobren aliento” (Ex 23, 12). El sábado interrumpe los trabajos cotidianos y concede un respiro. Es un día de protesta contra las servidumbres del trabajo y el culto al dinero (cf Ne 13, 15-22; 2Cro 36, 21)."

Recobrar aliento... créanme que a muchos allá adentro cómo les falta.

Pero el caso es que la misión no ve nada bueno en el descanso ni en el esparcimiento, y eso lo asocian con el "yo" tan odiado y temido. Si me atrevo a pedir vacaciones... "es el YO", si quiero ver a mis familiares... "es el YO". Si quiero simplemente dormir tras varios días de desgaste por una "urgente" actividad de misión... "es el YO". No importando que en realidad sea necesario porque el cuerpo y la mente lo requieren. No importando que la salud esté en riesgo, no importando que lleve meses sin ver a mi familia, no importando si mis hijos están enfermos o necesitan atención. Para la Misión todo eso es "yo" y eso debe ser destruido. ¿Vemos a dónde nos lleva aglutinar conceptos?

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El gran problema es que mientras sigamos sumergidos en el "yo" no creceremos espiritualmente porque todo nuestro ser estará sumergido en nosotros mismos y no en Dios y mucho menos en los demás.

   La Santísima Virgen en sus mensajes nos advierte de cómo es que el egoísmo está dominando al mundo.  En su segundo mensaje nos dice: "el egoísmo de los hijos de Dios será causa de conflictos y divisiones que agudizarán más mi dolor..."; En el tercer mensaje nos dice: "el egoísmo, la soberbia, el materialismo corrompen el corazón de muchos..."  En el cuarto mensaje nos dice: "motivados por el egoísmo y la soberbia han caído en la falsedad de las apariencias"...

   Este egoísmo no solamente está en el corazón de los hombres que están apartados de Dios, sino que también está taladrando el corazón de los que se llaman hijos de Dios.

   Tenemos que ir aplastando ese yo.  María Santísima nos invita a vivir en sus virtudes y a llevar una vida disciplinada de oración y sacrificio, a imitación de su Hijo Jesús.  Esto es el comienzo y trayectoria de ir aplastando nuestro yo y comenzar a subir los planos de crecimiento espiritual.

   En nuestra Misión, la eliminación del yo es fundamental porque queremos hacer siempre la voluntad de Cristo y María Santísima.  Por eso es tan importante que comencemos inmediatamente a erradicar el "yo" de nuestras vidas.

Aqui viene algo MUY interesante... en los mensajes supuestamente de la Virgen JAMÁS habla del "yo". Habla de cada concepto por separado. ¿Notaron eso?. ¿De dónde viene esa doctrina entonces? No viene de los mensajes. Ellos interpretan el asunto del "yo" y ponen palabras en boca de la Virgen. Esto quiere decir que toda esta cosa del yo aparece DESPUÉS de que aparecieran los mensajes. Fué adoptado por JAC en algún momento al comenzar la Misión.

¿Qué cosas justifican dentro de la doctrina con el yo? Bueno, el plan de oración y sacrificio comunitario es una de ellas. Otra es la doctrina de los "Planos de crecimiento espiritual" donde empezamos a ver todo este asunto de seres en ascenso y descenso. Y otra es la obediencia y la confidencialidad. En realidad este asunto de deformar el concepto del "yo" es toral para la mayor parte de las prácticas del grupo. Pero vemos que eso no lo explican jamás en su doctrina pública, sólo en privado.
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caballeroblanco
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« Respuesta #4 en: 09 de Julio de 2016, 06:16:44 am »

Como corolario del documento, viene un ejercicio de "identificación de manifestaciones del Yo" que desenmascara cómo este concepto del yo implica:

1. Alentar la culpa en el adepto
2. Obediencia ciega sin cuestionamientos
3. Trabajar desmedidamente sin horarios, sin pago alguno y sin quejas, y no tomar crédito por nada hecho. Por supuesto, sentirte culpable si no terminas.
4. Hacerte de la vista gorda ante cualquier injusticia y no denunciar ni solidarizarte con las víctimas.
5. Pensar que la Misión "no comete errores" y por tanto, es perfecta. El culpable siempre es el adepto, no el grupo.

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EJERCICIO: EL YO

   Promulgador, lee detenidamente cada una de estas manifestaciones del "yo" y anota al lado cuál es el pecado capital que lo origina. Inmediatamente anota también cuál es la virtud que lo contrarresta y medita cuál sería la acción que te hace crecer espiritualmente. De esta forma comprenderás mejor que tomando la determinación de vivir las virtudes, unido a la oración y sacrificio se asegurará tu crecimiento espiritual.

MANIFESTACION DEL YO

1.    Querer sobresalir siempre.                                    
2.   Mentir para quedar bien ante los demás.                        
3.    Ocultar talentos para no tener más trabajo o más entrega.
4.   Pensar que ese tema ya yo lo se y no pongo atención.
5.   Decir: eso no me toca a mí o eso le toca a fulano...
6.   Pensar que todo se logra gracias a su persona.
7.   Pensar que uno es mejor y lo hace mejor.
8.   Criticar constantemente las acciones de los demás.
9.   No dejar que nadie haga nada hasta que uno lo haga primero.
10.   Excusarse o justificarse siempre.
11.   No llegar a tiempo.                                        
12.   Coger los mejores lugares, trabajos, etc.
13.   Decir no puedo sin intentarlo.
14.   La timidez - Ej. No querer presentar un tema el martes de seguimiento.
15.   "Creo que estoy en el plano 3".
16.   Pensar que no tengo pecado o no tengo defectos.
17.   Tener celos (por personas, talentos, etc.)
18.   No querer aprender cosas nuevas o necesarias para evitar más trabajo.
19.   Echarle la culpa a los otros.
20.   Hacer lo mínimo.
21.    Interrumpir al hermano cuando esté hablando.
22.    No escuchar a los demás.                                     
23.    Quejarse continuamente.                                     
24.    Hacerse la enferma para no    llevar a cabo los trabajos.
25.    Pensar que todos me acosan o me quieren hacer mal.      
26.   Pensar que alguien que esté diciendo algo, (sea bueno o malo) lo esté diciendo por uno.                     
27.   No cumplir con lo que se dice o promete.
28.   Hacerse de la vista larga o el sordo cuando llaman a uno.
29.   No contestar el teléfono o los beeper.
30.   Desenganchar el teléfono o poner la máquina.
31.   No luchar contra las barreras. Ej. Falta de cuido de niños, enfermedad, etc.
32.   Excusarse diciendo "Yo no lo sabía o a mí no me lo dijeron".
33.   No pagar las deudas.
34.   Pedir prestado y no devolver o devolver roto.
35.   Trabajar buscando reconocimiento en la Misión.
36.   Hacer cualquier gesto o comentario que pueda quitar la fe de los demás.
37.   El abuso de poder - querer controlar la vida de sus hijos espirituales.
38.   No permitir que mis hijos participen de las actividades de la Misión para que no se envuelvan.
39.   Estar pendiente o imaginarse que se cometen errores en la Misión.
40.   La murmuración - quitar la fama.
41.   Estar pendiente a todas aquellas aparentes injusticias que se cometen contra los demás. "Falta de caridad".
42.   Pensar que hay falta de justicia cuando me dan una reprimenda y al culpable no.
43.   El no cuidar el equipo o cosas que no me pertenecen porque son de la Misión.
44.   Negarle transportación a fulanita por que no me cae bien.
45.   Preferir quedarme trabajando en el Monte Mistico, que ir a vender boletos o ir al pueblo de devoción.
46.   No dar transportación por no salirme de ruta.
47.   Si una persona da transportación, pero deja a pie a los que no hayan terminado a la misma hora que ella se regresa.
48.   Decir o pensar: "Queda mucho por hacer pero me voy porque tengo trabajo mañana y tengo que descansar".

Podemos ver, en resumen, lo pernicioso para las personas que resulta este concepto del "yo" que justifica muchísimas de las atrocidades que internamente ocurren en la Misión. Esto genera una dinámica muy perversa para adentro del grupo ya que la forma de resolver conflictos es culpabilizando a todo mundo, deshumanizando a las personas, catalogándolas como faltas de criterio propio y capacidad para resolver sus diferencias, y delegando a los líderes o el líder supremo la postestad de resolver cada asunto como mejor le convenga. Una dictadura de la culpa en toda regla.

Finalmente: este tipo de cosas ocurren cuando buscamos soluciones simplistas a las cosas. NO hay soluciones mágicas. Las cosas en el mundo no son blanco y negro. La fe no es diferente. No es simple, hay miles de grises en medio. Utilizar atajos para entender la fe deriva en estos errores monumentales en el discernimiento del Evangelio, y nos puede llevar a donde no queríamos en un principio.
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