Ahi para cuando les toquen la puerta......que en mi caso por ejemplo les gusta ir a intentar "convertirme" los domingos a las 8 am!!!!.....¿Ustedes creen???....si de por si a la verdadera religion uno es flojo, ahora a una falsa, y a esas horasssssss?

, lo unico que van a recibir es a que les suelte a un perro para que ya no me den lata tan temprano y en domingo!!....pero en fin, interesante pieza informativa. Habriamos los Catolicos aprender de su determinación, en eso si les reconozco su tenacidad. (Pero a las 8 am!!! Domingo!!!.... si pueden convertir a mi perro "Butch" no me opongo, se los echo para el proximo domingo, que no fallan).
Esto lo consiguen de varias maneras, ya desde las primeras visitas domiciliarias. Al contactar con el posible adepto le ofrecen la esperanza de vivir con felicidad en un paraíso en la tierra, dentro de poco, y para siempre. Lo inundan de citas de la Biblia, manipuladas o fuera de contexto, para acreditar la promesa de un mundo mejor para los elegidos, comienzan a introducirlo en un sistema muy simple donde todo se explica y justifica. Resaltan los aspectos negativos de este mundo, que consideran enemigo y que será destruido en breve. Semana tras semana repiten los mismos aspectos hasta que el adepto comienza a creer que el único sistema de vida lógico y razonable es dedicarse a las visitas domiciliarias como obra urgente y salvavidas antes del fin. A la vez lo convencen de que la autoridad para interpretar la Biblia y decidir qué creer y qué hacer, la tiene el “Cuerpo Gobernante”, un grupito de la sede central en Nueva York, la Sociedad Watchtower, representado en las congregaciones locales por los “ancianos” de los que deberá aceptar sin discusión cuando digan y ordenen. Ellos son quienes explotan el sentimiento de culpa cuando el adepto no llega al estándar de perfección esperado, ya sea por predicación insuficiente, por poca preparación para convencer, temor a perder la fe, pocas contribuciones voluntarias, pecados de obra o pensamiento, etc.
Los “ancianos” delegan parte de su actividad en los “siervos ministeriales” y así entre unos seis o doce se reparten las conferencias y estudios que ocupan cinco horas semanales de información reiterativa, controlada y filtrada, que reafirma la visión parcial de la realidad y no deja libertad de elección ni opinión.
A la vez, este exceso de información, no objetiva, predispone al adepto en contra de la ciencia, de los historiadores, de los profesores, de los políticos.
Desaconsejan que se lean publicaciones ajenas a los Testigos o que se sigan estudios superiores, y para contrarrestar publican una revista cada semana y dos libros cada año como mínimo y matriculan a hombres, mujeres y niños en una escuela de oratoria y técnicas de marketing a las pocas semanas de verlos por sus salones del reino. De esta forma consiguen que sus reuniones sean aparentemente “participativas” y a la vez que, al margen de las visitas domiciliarias, del trabajo o la escuela, el Testigo límite al máximo su contacto con la sociedad, aunque aparentemente sea una persona “normal”. Otro aspecto que consigue aislar y marginar sobre todo a los adeptos jóvenes son las prohibiciones que en su afán por llamar la atención como modelos de perfección y santidad han de respetar: no mentir, no ir a discotecas ni bailar, no intimar con jóvenes, no participar en actividades públicas, asociaciones de vecinos ni en las votaciones, no aceptar las transfusiones de sangre, evitar las películas de sexo y violencia, etc. Como puede observarse esto conduce al enfrentamiento cotidiano con la sociedad, que es lo que pretende su doctrina o, en caso de saltarse una norma, a las sanciones por parte de los “ancianos”. Estos amenazan con “señalar” al infractor, con lo cual durante varios meses no le permitirán asociarse socialmente con el resto de los “hermanos”. Eso si reconoce su culpa y se arrepiente, ya que si a juicio de los “ancianos” no se arrepiente de corazón, entonces lo “expulsan” con lo cual en adelante ni siquiera le dirigirán la palabra y lo considerarán peor que a un delincuente, cesando toda relación con amigos y, según como, parientes.